martes, 25 de marzo de 2014

Examen


RAZONES POR LAS QUE SE REALIZA UN EXAMEN:
 El examen le dará al médico información sobre: * Cómo están funcionando los riñones y el hígado. * Niveles de azúcar, colesterol y calcio en la sangre. * Niveles de sodio, potasio y cloruro (llamados electrólitos). Niveles de proteínas. El médico puede ordenar este examen durante una exploración o chequeo de rutina anual.

PREPARARSE PARA UNA ANALÍTICA DE SANGRE

  1. Es aconsejable retrasar la analítica al menos tres semanas, si se ha padecido alguna enfermedad leve o cambios en la dieta (vacaciones, navidad...), o tres meses, en caso de cirugía o enfermedad grave.
  2. Mantener la dieta, estilo de vida y peso habitual en las dos semanas previas a la extracción.
  3. Si el motivo de la analítica es el estudio de colesterol y triglicéridos, es mejor realizar la extracción tras 12-14 horas de ayuno. También es una buena idea evitar una cena copiosa o rica en grasas la noche anterior.
  4. Evitar la realización de ejercicio físico intenso en las 24 horas previas a la extracción.
  5. No fumar en las tres horas anteriores.
  6. Para los análisis de orina, no se necesita preparación especial. La muestra idónea es la primera orina de la mañana porque representa la de toda la noche (10-12 horas) y es más probable que revele alteraciones.
  7. Antes de recoger la muestra de orina, se recomienda lavar y secar los genitales para garantizar la ausencia de microorganismos que puedan contaminarla. Por el mismo motivo, debe desecharse la primera orina y recoger a partir de la mitad del chorro miccional.
  8. En caso de que la muestra de orina o de heces se recoja en casa, es mejor conservarla en el frigorífico si se demora su traslado al laboratorio.

Resultados de los examenes

A continuación, se presentan una serie de datos que habitual mente aparecen reflejados en una analítica sanguínea común, junto a los valores que se estiman estarían dentro de lo normal o saludable.

Análisis de las células de la sangre: el hemograma

Los tres grupos de células presentes en la sangre son: los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Los glóbulos rojos, también llamados hematíes o eritrocitos, son los corpúsculos (elementos) encargados de transportar el oxígeno desde los pulmones hasta todas las células del organismo. En su interior se halla la hemoglobina, que lleva el oxígeno y es la responsable del característico color rojo de la sangre.
Las analíticas reflejan varios valores de los glóbulos rojos. En primer lugar, es frecuente que conste el número de hematíes, expresado en millones por milímetro cúbico, cuyos valores normales oscilan entre 4.300.000 y 5.900.000/mL. En el hemograma también se cuantifica la hemoglobina (entre 12,5 y 17gr/L), que a menudo es proporcional a los hematíes; es decir, cuando hay anemia, tanto el número de hematíes como la cifra de hemoglobina son bajos. El hematocrito es el tanto por ciento de hematíes en el volumen total de la sangre y también es un buen indicador para las anemias. Los resultados aceptables son distintos en hombres, de un 40,7% a un 50,3 %, que en mujeres, del 36,1% al 44,3%.
En el hemograma constan otros datos que resultan útiles: VCM (Volumen Corpuscular Medio, con valores entre 78 y 100 femtolitro, fL), que refleja el tamaño de los hematíes; HCM (Hemoglobina Corpuscular Media, que oscila entre 27 y 32 picogramos por célula, pg/cél), referido a la cantidad de hemoglobina de cada hematíe; y CHCM (Concentración de Hemoglobina Corpuscular Media, de 32 a 36 gm/dL), que relaciona la cantidad de hemoglobina que lleva el hematíe con su volumen. 

Respecto a los glóbulos blancos o leucocitos, el hemograma refleja su cifra total (consta con la palabra "recuento", con valores normales entre 3.500 y 11.000/mL) y las diferentes clases de leucocitos (se recoge como "fórmula leucocitaria"). Los leucocitos son el pilar básico de defensa frente a los microorganismos. Hay varios tipos y cada uno de ellos se encarga de una función específica: neutrófilos, linfocitos, monocitos y eosinófilos.
El número de leucocitos aumenta en las infecciones y predomina un tipo u otro, según el tipo de microorganismos (en las infecciones bacterianas aumentan los neutrófilos y en las provocadas por virus, los linfocitos y los monocitos). Pueden disminuir en infecciones muy graves, ante enfermedades de la médula ósea o como efecto secundario de algún fármaco. 

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Por último, el hemograma estudia las plaquetas (130.000 y 450.000/mL), que intervienen en la formación de coágulos sanguíneos. Las enfermedades hematológicas y los trastornos hepáticos son las causas más frecuentes que alteran su número. 

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